La tortuga boba, también conocida como tortuga caguama o Caretta caretta vive en hábitat pelágico. Es una especie carnívora que se alimenta especialmente de pequeños peces, moluscos, cefalópodos, medusas y otros organismos que forman parte del plancton animal (zooplancton). Lo más habitual es observarla en superficie desde embarcaciones y rara vez en inmersión.
El nombre de tortuga boba se le puso por la facilidad que tenían los pescadores para capturarla, ya que la encontraban flotando en la superficie. También se la conoce como tortuga caguama o cabezona, pues tiene una cabeza más grande que el resto de especies de tortugas marinas (unos 25 cm).
Es una de las más frecuentes en Tenerife y las Islas Canarias junto a la tortuga verde. La tortuga boba está presente todo el año y llega a ser abundante en los meses de primavera-verano, habitando en aguas templadas, tropicales y subtropicales de todo el mundo.
Al igual que la tortuga verde o Chelonia mydas, la tortuga boba se encuentra en peligro de extinción, así que debemos cuidar a todos los ejemplares.
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¿Cómo es la tortuga boba?
El caparazón de la tortuga boba es más largo que ancho, de color marrón combinando tonos rojizos y amarillentos.
Lo normal es que su talla media sea de unos 70 cm, aunque de adultas pueden alcanzar los 120 cm de largo y hasta 200 kg de peso.
Tiene fuertes mandíbulas adaptadas para alimentarse de moluscos y cangrejos, aunque al mismo tiempo comen peces y medusas.
¿Qué come la tortuga boba?
La tortuga boba o tortuga caguama se alimenta tanto de animales como de algas y plantas marinas. Parte de su dieta la forman algunos peces, medusas, esponjas, camarones, calamares, huevos de peces o erizos de mar.
Ciclo de vida de la tortuga boba
A lo largo de su vida, las tortugas marinas conocen diferentes hábitats separados en el espacio y el tiempo, como el resto de especies que viven realizando migraciones.
Cuando nace la tortuga boba, como el resto de tortugas marinas, abandona su nido y se dirige al interior del océano nadando rápidamente. Es la etapa en la que es más vulnerable, ya que siendo solo una cría de poco peso y tamaño se ve atacada por cantidad de depredadores, tanto marinos como aves.
Una vez se ha alejado de la costa y alcanzado la zona oceánica (a más de 200 metros de profundidad) se dejará arrastrar por las corrientes del océano.
Aquí empieza la conocida como fase juvenil oceánica. Los expertos estiman la duración de esta etapa para la tortuga boba en el Atlántico norte entre 6,5 y 11,5 años, la fase oceánica más larga junto a la de la tortuga laúd. Por su parte, la tortuga verde o Chelonia mydas tiene una fase oceánica corta en comparación.
Una vez pasada esta fase, las tortugas acuden a zonas tropicales o templadas donde inician su fase juvenil nerítica.
Cuando alcanzan la madurez sexual se desplazan a las áreas de alimentación de adultos, donde inician la fase adulta y vida reproductiva.
Cuando llega la temporada de reproducción las tortugas marinas hacen migraciones periódicas desde las áreas de alimentación a las áreas de reproducción.
Las zonas de nidificación de las tortugas bobas son las mismas en las que ellas nacieron años atrás.
¿Cómo se reproduce Caretta caretta?
Aunque las tortugas bobas son solitarias, en la época de anidación los machos migran a las zonas de apareamiento para el cortejo con las hembras y son ellas las que deciden. Si a una tortuga boba hembra no está conforme con su pareja, ésta nadará hacia el fondo para escapar. Si el macho persiste volverá a intentarlo.
Una vez que dos tortugas bobas “se gustan”, para reproducirse, el macho muerde el cuello o parte de la aleta de la hembra; o bien clava sus garras para aferrarse.
Más tarde la tortuga hembra deposita entre 100 y 130 huevos en un pequeño hueco que protegerá durante un período de entre 45 y 80 días.
¿Sabes que se puede saber si las tortuguitas serán hembras o machos? Si dentro del nido la temperatura se mantiene en los 32 ºC las crías serán hembras; mientras que si la temperatura es de 28 ºC serán macho.
Para que nazcan ambos sexos, la temperatura del nido debe estar en una temperatura intermedia de unos 30 º C.
Al nacer, las tortuguitas bobas apenas pesan 40 gramos y miden 4 centímetros.
Los enemigos de la tortuga caguama
Como ocurre también con las tortuga verde o Chelonia mydas, sus grandes depredadores son los tiburones y los seres humanos. Está en nuestra mano protegerlas y tratarlas bien, ya que aunque las adultas pueden atacar con su mordida, los huevos y las crías quedan totalmente indefensos.
Las tortuguitas bobas recién nacidas normalmente se descubren por la noche, tratando de evitar otros depredadores como los cangrejos o las gaviotas, aunque no siempre consiguen escapar.
Los animales marinos que acompañan a la tortuga boba
Algunas especies que acompañan a las tortugas ejercen una labor parasitaria mientras que otras son beneficiosas o sencillamente no influyen en el ciclo vital de su anfitrión. Las más comunes pertenecen al grupo de las denominadas especies epibiontes: organismos que viven por lo menos una fase de su ciclo vital sobre otro de mayor tamaño, al cual generalmente no le produce ninguna molestia. A continuación destacamos las relaciones más frecuentes:
- Carángidos (juvenil)
- Pámpano (juvenil)
- Pámpano
Es común que a la tortuga boba le acompañen peces. Hay diversas especies, y algunas de ellas lo harán exclusivamente en su fase juvenil, como los pámpanos. Otras, como las rémoras, viajan adheridas al caparazón de la tortuga.
Viven relacionadas con la tortuga boba 2 especies de anfipodos de la familia Gammaridae: Podocerus chenolophilus y Hyale grimaldi. Son especies epibiontes muy habituales, que viven entre los pliegues y sobre el caparazón de las tortugas en un número que se cuenta por decenas de individuos.
Realmente la tortuga no obtiene ningún beneficio por arrastrar sobre su caparazón las denominadas patacabras (Lepas anatifera) o algas que la lastran en sus desplazamientos.
De hecho puede pasar que a una tortuga le cueste huir cuando nos acercamos por cargar con este lastre.
Si observamos claros signos de agotamiento, por ejemplo si la tortuga saca con frecuencia la cabeza fuera del agua para respirar o le cuesta huir, podemos capturarla para limpiarla. Con sumo cuidado tendremos que limpiar el caparazón de la tortuga y luego devolverla al mar. Esta práctica no tiene por qué ser sistemática, sólo en casos extremos, ya que no está claro que siempre sea beneficioso para la tortuga.
Durante mucho tiempo se pensó que a la tortuga boba le perjudicaba el cangrejo Planes minitus. Se creía que cuando la tortuga se sumergía, el cangrejo, al no poder aguantar el aumento de presión, pinzaba la carne de ésta en cuanto alcanzaba profundidades superiores a los 10 metros, obligándola a volver a la superficie.
Lo cierto es que el diminuto cangrejo que se refugia en la región anal de la tortuga realiza una labor de desparasitación muy beneficiosa para la tortuga.
La tortuga boba, una tortuga marina en peligro de extinción
La tortuga boba, al igual que todas las tortugas marinas como la tortuga verde (también muy común en Tenerife y las Islas Canarias) están protegidas por la legislación nacional e internacional.
Recuerda que está prohibido capturarlas, molestarlas e incluso alimentarlas. Sólo en caso de encontrar una tortuga atrapada o herida puedes ayudarla, pero asegúrate de que tus acciones la van a ayudar de verdad… En caso contrario, déjala tranquila 🙂